martes, 17 de septiembre de 2013

Guitarra



Cuando te escuché en la noche tocar la guitarra, me estremecí por dentro. A través de aquellas cuerdas que ahora tenían vida, fui recordando mi vida.
Cuando te conocí, todo cambió, Señor. Mi vida pasada no me importa si no es para llorar mis pecados. Pero desde que Tú entraste en mi vida, has llenado mi corazón de alegría. Ha sido, para mi, una guitarra en la noche.
Tu ritmo alegre me ha hecho revivir el gozo de haberte conocido y esta noche, mirando las estrellas, veo que Tú has acompañado mi vida, con más alegría que si hubiese tenido de fondo esa guitarra.