lunes, 29 de julio de 2013

Decálogo de la humildad


1. Sembraré mi vida allí donde el Señor me ponga, sabiendo que se puede florecer en cualquier lugar de la tierra.
2. Viviré “en verdad” que es la manera más auténtica de ser humilde.
3. No pretenderé grandezas, como dice el salmo, que superen mi capacidad.
4. Aceptaré los reveses de la vida sabiendo que de todo puedo sacar siempre algo positivo.
5. Sabré que no se puede ser humilde sin aceptar las humillaciones concretas de cada día.
6. Cuando crea que es más provechoso callar que hablar, recorreré el camino del silencio como una manera de humildad.
7. Nunca hablaré detrás de nadie, como dice san Francisco, lo que pueda no decirle delante y con amor.
8. No me defenderé nunca sólo por mi provecho, y sí lo haré para defender a las personas que me encuentro en mi camino.
9. Cantaré con María, la humilde sierva del Señor, la predilección de Dios por los humildes y sencillos.
10. Siempre recordaré con Juan de la Cruz y santa Teresa, que la verdad padece pero no perece.