Un sacerdote debe ser:
1. A la vez muy grande y muy pequeño.
2. De espíritu noble, y a la vez sencillo como
el labriego.
3. Héroe que ha triunfado de sí mismo y hombre
que luchó contra Dios. Fuente inagotable de santidad y pecador a quien Dios
perdonó.
4. Señor de sus propios deseos, y servidor de
los más débiles.
5. Alguien que jamás se doblegó frente a los
poderosos, y sólo se inclina ante los humildes.
6. Dócil discípulo de su maestro, y caudillo de
valerosos combatientes.
7. Pordiosero de manos suplicantes, y mensajero
que distribuye el oro a manos llenas.
8. Animoso soldado en la batalla, y mano tierna
para el enfermo. Anciano por la prudencia que pone en sus consejos, y niño que
confía en los demás.
9. Hecho para la alegría, y curtido por el
sufrimiento.
10. Ajeno a toda envidia, transparente en sus
pensamientos, sincero en la palabra, amigo de la paz, enemigo de la pereza,
seguro de sí mismo.